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MINAS QUIEBRA VIDAS

OPINIÓN

Cicatrices del conflicto

Por: Juanita Pérez y Ángela Mora

 

En el marco de las conversaciones en la Habana, Cuba, que se han llevado a cabo por parte del gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, se han desatado en los colombianos innumerables preguntas acerca de los puntos a tratar, entre ellos las víctimas y el  posconflicto; respecto a las víctimas más se ha hablado de secuestrados que de heridos de guerra, y del posconflicto se menciona repetitivamente que se formarían Bacrim.

 

La descentralización es un factor común en esta guerra de la que nadie da razón, ideales que vienen de años y que solo han cambiado de rostro, que reclutan más gente creando una ola de grandes y pequeños involucrados en un conflicto en el que no esperaban nacer.

 

Las minas antipersonales aparentan ser tema menor, cuando a consideración de algunos hace parte de dos de los puntos a tratar en dichas conversaciones, en cuanto a las víctimas civiles y militares se suman más de 2500 casos, pero no hay garantía para quienes han padecido las atrocidades de los explosivos.

 

Respecto al posconflicto se ha dicho mucho sobre otros temas, pero los medios no han divulgado o dado a conocer si se ha mencionado el tema de desactivar estos campos de minas que cada día cobran más vidas y extremidades de quienes viven más de cerca la guerra.

 

El conflicto armado no debe ser tema de bandos, de buenos o de malos, debe ser parte del perdón, del reconocimiento, de daños causados por unos y por otros; para las víctimas de minas antipersonales, será tema difícil pues los daños son irreparables, los explosivos de este tipo se han llevado a sus familiares, dejando cuerpos y sueños incompletos.

 

Las cicatrices siempre suelen convertirse en el recuerdo de un suceso vivido, en este caso, lo único que se espera es que las heridas de guerra de cada colombiano que se ha visto involucrado, sin importar si es civil o militar, se cierren sin dejar paso a la venganza.

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